300 ISLAMISTAS "PELIGROSOS", "CELULAS DURMIENTES" Y DEMAS IMPROBABILIDADES
Redacción.- El concepto de "terrorista" y de "células durmientes" es muy relativo. Es posible que en España existan las cifras dadas por la policía de "terroristas islámicos" en nuestro suelo, pero... habitualmente todos ellos proceden de Argelia, Palestina y Líbano. En efecto, fueron terroristas hace cinco, diez o quince años, pero ya no son terroristas: abandonaron el terrorismo e intentaron hacerse olvidar. Muchos optaron por la inmigración. Algunos llegaron hasta nosotros provistos de documentación falsa, engrosando la nómina de inmigrantes ilegales. El problema es que dejaron cuentas pendientes en sus países de origen: cometieron actos detestables y tienen que pagar... ahora bien, ni son "células durmientes", ni son terroristas al acecho: son antiguos terroristas desmovilizados -especialmente del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate- pero ¿por qué -precisamente ahora- se les presenta como "terroristas en activo"?
En primer lugar, para dar credibilidad a la versión oficial sobre los atentados del 11-M. Sólo si existen este tipo de "células", puede existir un terrorismo "islámico". En segundo lugar, para mantener la sensación de "miedo" en la sociedad: una sociedad con miedo, es una sociedad que no ejerce el arma de la crítica y la racionalidad: busca situarse bajo el paraguas protector del Estado para que le salve del "enemigo". En tercer lugar, el PriSOE intenta con ello demostrar, de cara a las próximas elecciones, que el PP, descuidó el "terrorismo internacional" y no hizo nada en ese frente... en el que, precisamente, la gestión del PP fue impecable, dejando a ETA maltrecha y contra las cuerdas.
Por todo ello, informaciones como la que siguen, deben ser tomadas con todas las reservas.
[de el Periodista Digital]
La Policía identifica a 300 islamistas "potencialmente peligrosos" que viven en España como "terroristas durmientes"
Los rostros de los terroristas del 11-M.
Redacción (17/05/04, 08.45 horas)
Viven entre nosotros. Algunos son delincuentes, dedicados al trapicheo de droga o los tirones de bolsos. Otros, la mayoría, llevan una existencia anodina y hasta regentan negocios. Son más de 300 y todos se alegraron al ver la masacre del 11-M. Sólo esperan la llamada de la Guerra Santa para ponerse en marcha, invocar el nombre de "Alá el Todopoderoso" y pepetrar un sangriento atentado terrorista, que después será reivindicado por Al Qaeda. La Policía y la Guardia Civil reclaman medidas legales que permitan neutralizarlos y acabar con su amenaza.
Revela Jorge A. Rodríguez en El País que la Comisaría General de Información detectado en España a "más de 300 radicales islamistas potencialmente peligrosos". Los investigadores aseguran que muchos de ellos están en situación de durmientes (esperando instrucciones) y admiten que nada o muy poco se puede hacer con ellos.
Los investigadores se han visto sorprendidos por la creciente presenciade radicales islamistas y, sobre todo, por la "satisfacción" que han detectado por los atentados del 11-M en algunos sectores fanatizados.
Las investigaciones del 11-M, durante las que han sido detenidas 52 personas, han revelado la amplitud de la infiltración de radicales. La policía asegura que en España están asentadas "una decena de células durmientes" y "más de 300 radicales de una veintena de nacionalidades" instalados en lugares como Bilbao, las zonas rurales de La Rioja, Navarra y Cataluña y, sobre todo, en las provincias del arco mediterráneo, de Cádiz a Girona.
Policía y Guardia Civil han propuesto medidas como un mayor acceso a los bancos de datos de extranjería, el control de imames y mezquitas o reformas legales que permitan tomar medidas cuando se detecten indicios de que la actividad de los radicales pueda pasar a mayores. Las fuentes consultadas citan los ejemplos francés y británico, donde son posibles las expulsiones o las detenciones preventivas.
Los expertos ya han advertido al ministro del Interior, José Antonio Alonso, de otro fenómeno mucho más preocupante que se ha revelado con el 11-M: delincuentes comunes radicalizados, organizados y dispuestos a perpetrar atentados.
Los servicios de inteligencia ya habían detectado en los años 90 la presencia de radicales islamistas ligados a grupos argelinos, que utilizaban España como retaguardia para el descanso o lugar de paso. Por entonces, las fuerzas de seguridad españolas -con la aquiescencia de otros servicios europeos- mantenían controladas a estas personas e informaban a sus colegas europeos cuando detectaban movimientos o conversaciones que afectaran a la seguridad de sus países.
La alarma saltó cuando los servicios policiales detectaron la presencia en el arco mediterráneo de terroristas durmientes de dos tipos: por un lado, radicales vinculados a grupos de muyahidin con entrenamiento militar que estarían "reposando" tras haber participado en la primera guerra de Afganistán o en las refriegas argelinas y, por otro, fanáticos captados por grupos terroristas a la espera de recibir un aviso, de ser despertados, para cometer algún tipo de acción o colaborar con su logística.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001, que fue ultimado en España (desde donde se facilitaron documentos falsificados y dinero obtenido del robo y clonación de tarjetas de crédito) cambiaron la concepción sobre estos grupos y abrieron la veda para detener a radicales islamistas, lo que, según fuentes policiales, rompía una regla no escrita: "Hasta entonces no consideraba España como un posible objetivo, pero desde la detención de Mohamed Bensakhria, en junio de 2001, y luego, con la Operación Dátil, todo cambió y empezaron a moverse de otra manera".
Ni los ya radicalizados ni los que pudieran proceder de la delincuencia común necesitan "nada especial" para activarse. El funcionamiento de Al Qaeda les da libertad para preparar un atentado una vez que España ha sido declarada objetivo. "Siguiendo la política de la organización, cuando se incluye un nuevo objetivo como destinatario de sus acciones, cualquier musulmán, en cualquier lugar del mundo, puede ejecutar tal dictamen. No es necesario que la organización estructure un plan o diseñe una acción concreta (...) basta con que cualquier miembro de Al Qaeda o cualquier musulmán que siga sus creencias elabore un plan y decida hacerlo", explican.
En primer lugar, para dar credibilidad a la versión oficial sobre los atentados del 11-M. Sólo si existen este tipo de "células", puede existir un terrorismo "islámico". En segundo lugar, para mantener la sensación de "miedo" en la sociedad: una sociedad con miedo, es una sociedad que no ejerce el arma de la crítica y la racionalidad: busca situarse bajo el paraguas protector del Estado para que le salve del "enemigo". En tercer lugar, el PriSOE intenta con ello demostrar, de cara a las próximas elecciones, que el PP, descuidó el "terrorismo internacional" y no hizo nada en ese frente... en el que, precisamente, la gestión del PP fue impecable, dejando a ETA maltrecha y contra las cuerdas.
Por todo ello, informaciones como la que siguen, deben ser tomadas con todas las reservas.
[de el Periodista Digital]
La Policía identifica a 300 islamistas "potencialmente peligrosos" que viven en España como "terroristas durmientes"
Los rostros de los terroristas del 11-M.
Redacción (17/05/04, 08.45 horas)
Viven entre nosotros. Algunos son delincuentes, dedicados al trapicheo de droga o los tirones de bolsos. Otros, la mayoría, llevan una existencia anodina y hasta regentan negocios. Son más de 300 y todos se alegraron al ver la masacre del 11-M. Sólo esperan la llamada de la Guerra Santa para ponerse en marcha, invocar el nombre de "Alá el Todopoderoso" y pepetrar un sangriento atentado terrorista, que después será reivindicado por Al Qaeda. La Policía y la Guardia Civil reclaman medidas legales que permitan neutralizarlos y acabar con su amenaza.
Revela Jorge A. Rodríguez en El País que la Comisaría General de Información detectado en España a "más de 300 radicales islamistas potencialmente peligrosos". Los investigadores aseguran que muchos de ellos están en situación de durmientes (esperando instrucciones) y admiten que nada o muy poco se puede hacer con ellos.
Los investigadores se han visto sorprendidos por la creciente presenciade radicales islamistas y, sobre todo, por la "satisfacción" que han detectado por los atentados del 11-M en algunos sectores fanatizados.
Las investigaciones del 11-M, durante las que han sido detenidas 52 personas, han revelado la amplitud de la infiltración de radicales. La policía asegura que en España están asentadas "una decena de células durmientes" y "más de 300 radicales de una veintena de nacionalidades" instalados en lugares como Bilbao, las zonas rurales de La Rioja, Navarra y Cataluña y, sobre todo, en las provincias del arco mediterráneo, de Cádiz a Girona.
Policía y Guardia Civil han propuesto medidas como un mayor acceso a los bancos de datos de extranjería, el control de imames y mezquitas o reformas legales que permitan tomar medidas cuando se detecten indicios de que la actividad de los radicales pueda pasar a mayores. Las fuentes consultadas citan los ejemplos francés y británico, donde son posibles las expulsiones o las detenciones preventivas.
Los expertos ya han advertido al ministro del Interior, José Antonio Alonso, de otro fenómeno mucho más preocupante que se ha revelado con el 11-M: delincuentes comunes radicalizados, organizados y dispuestos a perpetrar atentados.
Los servicios de inteligencia ya habían detectado en los años 90 la presencia de radicales islamistas ligados a grupos argelinos, que utilizaban España como retaguardia para el descanso o lugar de paso. Por entonces, las fuerzas de seguridad españolas -con la aquiescencia de otros servicios europeos- mantenían controladas a estas personas e informaban a sus colegas europeos cuando detectaban movimientos o conversaciones que afectaran a la seguridad de sus países.
La alarma saltó cuando los servicios policiales detectaron la presencia en el arco mediterráneo de terroristas durmientes de dos tipos: por un lado, radicales vinculados a grupos de muyahidin con entrenamiento militar que estarían "reposando" tras haber participado en la primera guerra de Afganistán o en las refriegas argelinas y, por otro, fanáticos captados por grupos terroristas a la espera de recibir un aviso, de ser despertados, para cometer algún tipo de acción o colaborar con su logística.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001, que fue ultimado en España (desde donde se facilitaron documentos falsificados y dinero obtenido del robo y clonación de tarjetas de crédito) cambiaron la concepción sobre estos grupos y abrieron la veda para detener a radicales islamistas, lo que, según fuentes policiales, rompía una regla no escrita: "Hasta entonces no consideraba España como un posible objetivo, pero desde la detención de Mohamed Bensakhria, en junio de 2001, y luego, con la Operación Dátil, todo cambió y empezaron a moverse de otra manera".
Ni los ya radicalizados ni los que pudieran proceder de la delincuencia común necesitan "nada especial" para activarse. El funcionamiento de Al Qaeda les da libertad para preparar un atentado una vez que España ha sido declarada objetivo. "Siguiendo la política de la organización, cuando se incluye un nuevo objetivo como destinatario de sus acciones, cualquier musulmán, en cualquier lugar del mundo, puede ejecutar tal dictamen. No es necesario que la organización estructure un plan o diseñe una acción concreta (...) basta con que cualquier miembro de Al Qaeda o cualquier musulmán que siga sus creencias elabore un plan y decida hacerlo", explican.
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